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Hamás quemó más de 2994 hectáreas de tierra y han causado más de 750 incendios, un promedio de más de 11 incendios al día con barriletes incendiarios y globos explosivos.  Los bomberos israelíes han estado trabajando arduamente para extinguir los incendios, pero Hamás los ha estado prendiendo a un alto ritmo.

Gran parte de la tierra que Hamás quemaba era tierra de cultivo en la cima de la temporada de cosecha. Estos campos podrían haber producido trigo, mangos, aguacates y más. Los fuegos también destruyeron invernaderos, gallineros, equipos agrícolas y depósitos de agua. Esto dañó críticamente los medios de subsistencia de las personas que viven en el sur de Israel, cerca de la Franja de Gaza, muchos de los cuales dependen de la agricultura para ganarse la vida. El daño total de estos incendios cuesta más de 2.2 millones de dólares.

Desde marzo de 2018, Hamás ha organizado manifestaciones semanales con el objetivo de infiltrarse en Israel y realizar ataques terroristas. El elemento más común de las manifestaciones fue el fuego. Al principio, Hamás quemó neumáticos para crear una cortina de humo, bajo la cual ellos querían realizar sus objetivos terroristas. Durante estas manifestaciones violentas, en la cual Hamás colocó a civiles en la línea de frente, los operativos de Hamás utilizaron explosivos, quemaron neumáticos y otras armas para intentar romper la valla de seguridad y matar israelíes.

A medida que avanzaban las manifestaciones, Hamas comenzó una nueva campaña de lanzamiento de barriletes incendiarios y globos explosivos. Mientras que los barriletes y globos parecen inocentes, estos barriletes y globos adornados con objetos explosivos son todo lo contrario.

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 La atención de todos se ha centrado en el Oriente Medio, especialmente Jerusalén y el Monte del Templo. Esto no sorprende a quienes están familiarizados con la profecía bíblica. Decenas de profecías indican que Jerusalén predominará en los titulares de la prensa en los días previos al regreso de Cristo y al final de esta era. La profecía bíblica no solo revela los asombrosos detalles del futuro de Jerusalén sino el verdadero significado de los hechos que ahora mismo están ocurriendo en esta ciudad sagrada para judíos, cristianos y musulmanes.

 

En años recientes han sido incontables las negociaciones emprendidas y las oraciones elevadas en pro de la paz en el Oriente Medio. Pero todos estos han sido esfuerzos fallidos… ¡tal como se ha predicho en la Biblia! Hace más de 2.500 años el profeta Zacarías escribió: "En aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados" (Zacarías 12:3). Jerusalén viene cumpliendo esta profecía desde hace casi un siglo. Gran Bretaña, Israel y los Estados Unidos han intentado traer la paz a esta ciudad y a esta región, pero todos han fracasado. Ahora los europeos, los rusos, el Papa y aun las Naciones Unidas desean resolver este problema de siglos. Según la profecía bíblica todos los que intenten van a fracasar ¡hasta que Cristo regrese!

 

Zacarías consignó otra profecía para los tiempos del fin: "He aquí, el día del Eterno viene… Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad" (Zacarías 14:1-2). Esta profecía parece estar a punto de cumplirse. Jerusalén fue asolada por los babilonios alrededor del año 600 antes de Cristo y por los romanos en el año 70 después de Cristo. Más tarde los árabes, seguidos por los turcos otomanos, controlaron la ciudad. Pero la conquista y desolación final se producirán a manos de "todas las naciones", quizás una liga de naciones árabes, un ejército europeo o las fuerzas de las Naciones Unidas. En ocasiones anteriores, la ciudad entera fue sitiada, conquistada y asolada; pero en los últimos días solamente la mitad de la ciudad irá en cautiverio. Podría muy bien tratarse de la mitad judía, porque según Apocalipsis 11:2: "Los gentiles hollarán la ciudad santa por cuarenta y dos meses"; y en Daniel 11:45 refiriéndose al Rey del Norte, o futura bestia profética, dice que plantará las tiendas "en el Monte glorioso y santo". En Jerusalén se están conjugando condiciones propicias para el cumplimiento de tales profecías en un futuro cercano.

 

Jeremías hace otra advertencia profética a los habitantes de Jerusalén: "Los entregaré para terror a todos los reinos de la tierra" (Jeremías 15:4; Jeremias 30).  Jerusalén se ha visto dominada por naciones individuales en diferentes momentos pero jamás por todos los reinos de la Tierra. Ahora bien, si las fuerzas de paz de la ONU entran en la escena, esta profecía tendría un cumplimiento notable. La ONU representa a 193 naciones, y hoy se está discutiendo seriamente una petición palestina ¡en el sentido de que entren fuerzas de la ONU a Jerusalén! La Biblia también revela que el futuro asolamiento de Jerusalén ocurrirá súbitamente a manos de una multitud de naciones (Jeremías 6:26; 15:8; Isaías 29:5; 30:13).

 

Jesucristo reveló un significado aun más importante de estas profecías del Antiguo Testamento. Cuando sus discípulos le preguntaron: "¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?" (Mateo 24:3), Jesús dijo: "Cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado" (Lucas 21:20). Y añadió que "Jerusalén será hollada [pisoteada] por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan" (Lucas 21:24). La Biblia indica que esta dominación de Jerusalén por parte de los gentiles en los tiempos del fin durará 42 meses, es decir tres años y medio (ver Apocalipsis 11:2; Ezequiel 30:3). La actual petición de que intervengan fuerzas de las Naciones Unidas en Jerusalén podría ser un preludio a dicho tiempo profetizado de dominio de los gentiles. La idea de someter a Jerusalén a una administración internacional ha sido intención de la ONU desde 1948. Tal idea está logrando más acogida hoy, y este hecho, unido a muchos otros sucesos profetizados para el tiempo del fin, ¡debe alertarnos al verdadero significado de los tiempos en que vivimos (ver Mateo 16:3; 24:32-34)!  

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